Nuestra Tierra que Florece: Kin Tiyat´ Kan Xanata

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En nuestro primer contacto nos presentaron uno de sus proyectos: El Banco de Semillas 

  • Javo: Buenos días, ¿usted es la Gerente de este Banco? (Suenan unas risas discretas)
  • Emilia: Así es, ¿qué semilla busca? 
  • Javo: Quisiera hacer un trueque 
  • Emilia: ¿Por cuál semilla quiere cambiarlo? 
  • Javo: Por una historia de semillas 
  • Emilia: No, por este momento aún no tenemos este servicio
  • Javo: Tengo dinero, no tengo semillas, pero tengo una historia de semillas que podría interesarle, y si no ¿podría cambiarme algunas semillas por dinero? 
  • Emily: No, por dinero no, que quede claro ¿es usted de la comunidad? 
  • Javo: No 
  • Emily: Disculpe, los servicios de este banco de semillas opera solo en el territorio para nuestra comunidad, cuidamos nuestras semillas y no sabemos si usted nos regresará nuestras semillas. ¡¡¡Usted es de la ciudad!!! Nuestro Banco ofrece semillas a la comunidad porque regresan multiplicadas por más, así, nuestro banco es más fuerte y muy rico y lleno de semillas. Por ahora no se las podemos dar.  

ASÍ TENDREMOS VIDA POR SIEMPRE

En noviembre del año 2022 tuvimos, como Cooperativa “Fotosíntesis Capacitación y Proyectos Creativos”, la oportunidad de conocer los proyectos del “Centro Comunitario Productivo de Ocomantla”. En colaboración con Amigos de Kolijke AC compartimos nuestra experiencia impartiendo el curso “Introducción a la Economía Solidaria y Proceso de Constitución para una Cooperativa”. Nos encontramos con un grupo de jóvenes quienes han desarrollado, además del Banco de semillas, la Fábrica de Bio-fertilizantes, producción de miel de abeja melipona y cuidado de estos animales, transformación de productos en conservas y mermeladas, huertos bionintensivos, y producción de hongo seta; además de contar con una tienda para su comercialización. 

Iniciamos el curso, mismo que consistió en alinear conceptualmente el marco de la economía solidaria. Posterior fue conocer los principios y valores del cooperativismo, su historia y su forma de organización. Para finalizar, se revisaron los procesos organizativos, administrativos y jurídicos para la constitución de una cooperativa ¡Nuestra gran sorpresa! Nosotros íbamos a compartir conocimientos y fueron ellos los que nos enseñaron grandes cosas; es un grupo de hombres y mujeres jóvenes, con diferentes formas de pensar y diferentes vidas en la cotidianidad, pero con un proyecto en común, algo que los identifica y que los une: su amor por su comunidad, su interés por formar una cooperativa que pueda ser no solo para ellos y ellas, si no que sea para más personas que pertenecen a esa comunidad. Fue muy conmovedor ver la alegría con la que están llevando a cabo cada proyecto que tienen, el compromiso que han adquirido, no solo en con sus proyectos, sino con cada una de las personas que habitan la comunidad. Ellos y ellas quieren mover ideas, sentimientos, formas de pensar en cada una de las personas que habitan ahí. Con los adultos, quieren mover sentimientos y demostrar que “sí se puede salir adelante”, demostrar que “no todo está perdido”. A los jóvenes quieren comprobarles que es posible tener fuentes de empleo sin salir de su comunidad, demostrarles que se puede salir adelante sin olvidar sus raíces, sus valores y sus principios.  Con los niños quieren sembrar esa esperanza de tener un mejor lugar donde habitar, de cuidar lo que es suyo y valorar lo que tienen. 

Vienen a nuestra mente esos llantos, esa voz quebrada por aguantarse el llanto, porque han vivido un proceso difícil, de muchos retos, porque saben lo que es levantarse de la nada y decir ¡sí se puede!, porque saben lo que es decir ¡ya no puedo más! ¡Esto no vale la pena! y dudar si estás en el camino correcto. Y cuando ven consolidado este proyecto por el que han luchado salen otra vez los llantos, pero de alegría,  por recordar todo lo que han pasado y confirmar que ha valido la pena, que lo han logrado y que eso que se veía inalcanzable, eso “que era puro choro”, ahora está realizado y los llantos son ¡de pura felicidad! 

Son personas que saben que el trabajo sigue porque es constante, que van a paso firme, aprendiendo y creciendo poco a poco. Y en este proceso, a cada uno de los integrantes de Fotosíntesis ahí presentes, nos llenó de alegría y nuestros ojos se pusieron rojos porque ¡también nos aguantamos el llanto! Pues estamos contentos de haber podido colaborar con un grupo tan comprometido con su comunidad, agradecidos con Kolijke por darnos la oportunidad de poder poner nuestro granito de arena en este lindo proyecto.

Entre los temas que sobresalieron y que formaron parte de la capacitación estuvieron las problemáticas que los y las jóvenes viven en su comunidad, tales como la pobreza, migración, pérdida de su identidad y lo que implica que cada día haya menos hablantes del nahuatl y del tutunakú; además del compromiso que debe haber con la Madre Tierra. 

Conciliaron esos problemas y visibilizaron que la cooperativa puede ser una forma de organización que reconstruya el tejido social, que permita la recuperación de la identidad étnica y comunitaria, que fortalezca el amor por la tierra y el territorio. 

Por fin llegó el día: su asamblea de consolidación como cooperativa. Era como la evaluación final del proceso. Llegaron y comenzaron, discutieron y se desarrolló la asamblea con mucho compromiso, era como la graduación y a nosotrxs en Fotosíntesis nos llenó de orgullo. 

Hilda nos dijo con todo la sinceridad: “ al principio que llegaron yo dije entre mil…son puro choro”.

Hoy que la cooperativa está constituida, y cuando en otros lugares contamos esta historia, vienen a nuestra mente nuevamente las palabras de Hilda, pues quizá la gente piense que el banco de semillas es puro choro, pero no, el banco de semillas, así como sus otros proyectos y ahora su cooperativa, son una realidad. Nosotrxs venimos a aprender, y nos llevamos los sonidos de la noche, la voz de la comunidad, en nahua y en tutunaku, del río, de la lluvia, los sonidos de vida de la madre selva, recordamos las risas y lágrimas, las reflexiones y discusiones y, así, nos llevamos esta semilla que sin saberlo ellos y ellas nos han regalado. Esta semilla que le llamamos sueño y ya es parte de ese banco de historias de semillas que nos llena de esperanza. 

Sabemos, y entonces vamos con la convicción que otro mundo sí es posible. Quizá algún día así cómo ellos y ellas lograron hacer un banco de semillas, en otros mundos y tierras existan bancos de sueños, bancos de historias de semillas y bancos de ilusiones y esperanzas. Nosotrxs agradecemos y nos llevamos esa semilla, porque también queremos que nuestra tierra florezca. 

Viva por muchos años la cooperativa Kin Tiyat´ Kan Xanata: nuestra tierra que florece.