Más allá del Día Mundial del Ahorro

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El horizonte de acciones e iniciativas, llámense actividades, programas y/o proyectos a impulsar, desarrollar, fortalecer, complementar e implementar en las zonas más alejadas de las grandes o medianas concentraciones urbanas es simplemente inmensa. En aquellas técnicamente llamadas comunidades rurales, las cuáles por cierto son también comunidades de pueblos indígenas en su inmensa mayoría, el horizonte es aún mayor, pero lo es también el horizonte de desventaja económica, social y educativa, la cual se percibe y se refleja directamente en una condición y posición de desventaja y vulnerabilidad material, humana y espiritual.

En otras palabras, en dichos pueblos y comunidades la pobreza no es únicamente material mientras que, por otro lado, muchas veces la riqueza no es material sino natural, social y cultural. Es decir; en dichas comunidades, en esos pueblos rurales e indígenas, si bien hay mucho por “llevar”, hacer, enseñar, ayudar, etc., no es menos cierto que hay mucho por “traer”, aprender, escuchar, conocer, etc. Hay mucho por compartir, intercambiar, valorar, respetar y acompañar. No es un mundo en el que unos saben todo y otros saben nada; es un mundo en el que queriendo hacer algo, aprendemos a ser alguien. ¿Qué significa aprender a ser alguien? Significa que aprendemos a ser mejores personas, mejores profesionales, mejores guías, mejor prójimo, más humildes, más empáticos, más sensibles, menos indiferentes… simplemente, más humanos. Y en la medida que somos mejores seres humanos, aprendemos a hacer más y mejor.

Sesión de ahorro del GA  “Jukiluwa” en el Centro Comunitario Productivo de Ocomantla (CCPO)

El propósito de las líneas anteriores, es hacer visible los alcances y las motivaciones de fondo y que dan sentido al ser y quehacer cotidiano de dos organizaciones de la sociedad civil que, aunque parecieran estar completamente alejadas en su propósito de acción hasta el grado de ser incompatibles, han creado un estrecho lazo de colaboración; por un lado, Amigos de Kolijke (Kolijke) con la Misión de “Conservar y restaurar la biodiversidad de los ecosistemas tropicales de la Sierra Norte de Puebla en donde se ubica el ADVC Kolijke y promover el desarrollo comunitario sostenible en la región desde el ámbito productivo, educativo y sociocultural.” Por otro lado, la Fundación León XIII (FLXIII) con la Misión de “que cada persona, familia y comunidad en situación de pobreza sea capaz de desarrollar con dignidad su potencial humano, material y espiritual”. Sin embargo, observando con mayor detenimiento la Misión de ambas organizaciones, y siguiendo la lógica de que no hay ninguna persona que viva fuera de una familia y de una comunidad, podemos con toda certeza afirmar que hay un punto de encuentro entre ambas, el cual consiste, precisamente, en el interés por la persona y su desarrollo integral y sostenible en los ámbitos individual, familiar y comunitario. Estas diferencias y similitudes son la fortaleza de nuestra colaboración y vinculación.

El punto de partida de dicha colaboración es el Modelo de Grupos de Ahorro (GA) que opera actualmente la FLXIII en distintas Zonas de trabajo en los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero. Un dato curioso: La FLXIII tiene un poco más de 25 años como institución, mientras que el Grupo de Ahorro más antiguo tiene un poco más de 40 años en funcionamiento ¿Cómo es posible esto? Es gracias a que la iniciativa de una persona, la maestra Julia Narváez Solís, de formar en las comunidades lo que en su momento fueron Cajas de ahorro y crédito comunitarias, antecede a la institución misma que ahora la representa.

Comité del Grupo de Ahorro “Jukiluwa” en el Centro Comunitario Productivo de Ocomantla (CCPO)

La colaboración Kolijke y FLXIII se concreta a raíz del interés de ambas instituciones por hacer más con las personas y familias de las comunidades con las que trabajan, en este caso concreto por el interés del primero para impulsar en el CCPO la creación de un Grupo de Ahorro Comunitario tal como lo opera el segundo. El interés correspondido se materializa y concreta mediante la Transferencia de dicho Modelo de GA en el mes de julio del año 2021. 

A un poco más de un año de colaboración, de encuentro y de intercambio de experiencias creo, con toda certeza, que hemos coincidió entre organizaciones en los siguientes principios:

  1. ¿Por qué hablar de un Grupo de Ahorro y no de una Caja de Ahorro? Si bien hay múltiples razones para esta distinción, lo que quiero poner a la vista ahora es que el Grupo de Ahorro no tiene un fin lucrativo, su éxito y potencia no radica en la generación de utilidades, intereses o ganancias sino en la vivencia y práctica de los valores comunitarios y principios cooperativos, tales como la justicia, la verdad, la honestidad, la participación la transparencia y rendición de cuentas, en el respeto y la inclusión de todas las personas sin distinción.
  2. El Grupo de Ahorro no es un fin en sí mismo, es el medio, el pretexto para crear una organización local haciendo comunidad; una forma de generar un espacio de confianza, de ayuda mutua y solidaridad, un espacio para el impulso y el desarrollo de capacidades y habilidades. Tan es así, que los Grupos de Ahorro son la base del Modelo de Desarrollo de FLXIII para posteriormente impulsar e implementar otras iniciativas.
  3. Uno de los valores principales del Grupo de Ahorro es la subsidiariedad, por lo que, con el tiempo, se convierten en organizaciones locales autosustentables y autosostenibles, tanto en sus recursos económicos, como materiales y humanos, pero también en su capacidad de operación y organización. La asignación de beneficios y responsabilidades, así como la toma de decisiones radican y se aterrizan en cada uno de sus socios y socias.
  4. Siempre se habla de estas iniciativas en términos de inclusión-exclusión financiera, de educación financiera o de fomento del hábito del ahorro, pero también hay que poner a la vista que el interés de sumarse a los grupos de ahorro para un número importante de personas radica principalmente en lo que el grupo, sin más, representa para una persona como ese espacio de inclusión, de escucha, de comprensión, de formación y reconocimiento de liderazgos. En otras palabras, el grupo se vuelve un espacio de confianza, de acogida, de convivencia, de pertenencia y de un sentido de identidad. 
  5. En lo que respecta a la pregunta de ¿por qué y/o para qué ahorran las personas de los Grupos de Ahorro que impulsamos? La respuesta generalizada es “por si en algún momento se ocupa o se necesita el dinero ahorrado”. La respuesta parece demasiado simple pero realmente es consecuencia de un ejercicio de reflexión y análisis de que hay que prever y prevenir los momentos de emergencia y necesidad económica; más aún en condiciones de precariedad o pobreza extrema. Además, el ejercicio pasa por darse cuenta que hay varios gastos innecesarios o “sin sentido” que se podrían aprovechar para “ahorrar”.
  6. Aunque sí podemos hablar de los Grupos como Cajas de Ahorro, pero únicamente en términos de que es una Caja de Sueños, ya que el fin último de los Grupos de Ahorro es mejorar la calidad de vida de las personas, familias y comunidades.

     

    Finalmente, es un orgullo, pero también una gran responsabilidad para FLXIII, y con toda seguridad también lo es para Amigos de Kolijke, compartir y acompañar este sueño, este caminar en las comunidades que generalmente están más alejadas y en su gran mayoría en alto y muy alto grado de marginación. Es un gran orgullo y una gran responsabilidad trabajar con la confianza de las personas, trabajar con el anhelo de un futuro mejor, el sueño de lograr algo más y, sobre todo, ser alguien mejor para uno mismo, para la familia y para la comunidad. 

Viaje del Comité del Grupo de Ahorro “Jukiluwa” del Centro Comunitario Productivo de Ocomantla (CCPO) a la zona Mixe de Oaxaca como parte de su proceso de capacitación. En esta experiencia participaron tanto las integrantes del Comité, como miembros de Kolijke, de la Fundación León XIII y de la Fundación Casa Córdoba